Aunque la leve mejora de las condiciones financieras está ayudando a la recuperación de la economía mundial, el mercado de trabajo y el sector inmobiliario continúan siendo los principales lastres para el crecimiento de las economías avanzadas. A ello se unen los riesgos adicionales que suponen el encarecimiento de las materias primas, y su repercusión sobre los niveles de inflación, el retraso de la consolidación fiscal en EE.UU. o los problemas de la deuda soberana en los países de la periferia en Europa.
Los últimos datos publicados no hacen sino evidenciar lo intensa y duradera que está siendo esta crisis, y que la economía aún continúa su particular proceso de ajuste, pese a que la producción parece que empieza a despegar. El consumo parece haberse estabilizado, pero la inversión continúa descendiendo, de forma que el escueto crecimiento de la producción procede exclusivamente de la demanda exterior neta, y es difícil que la demanda interna muestre un mayor dinamismo en la actual coyuntura. De hecho, los resultados del primer trimestre de 2011 han sido algo mejor de lo previsto como consecuencia principalmente de una aportación mayor de lo esperado del sector exterior, al tiempo que el consumo público se ha comportado de forma opuesta a lo que cabría esperar. En este escenario, la previsión de crecimiento del PIB andaluz para este año 2011 no ha variado con respecto a la anterior publicación, y permanece en el 0,7 por ciento, dos décimas por debajo de la prevista por Analistas Económicos de Andalucía para España.